Hay manos que se manchan de sangre apretando un gatillo,
hay manos que se manchan de sangre provocando una guerra
o practicando un aborto...
Hay manos que se manchan firmando leyes que van contra la ley natural...
Pero no hay ninguna mano definitivamente indigna.
El hombre por muy abyecto que sea,
siempre está a tiempo para dejar de serlo.
Vivir es eso: estar todavía a tiempo.
( N. Yepes )